En el Complejo Turístico de Baños del Inca existen dos abundantes vertientes de agua caliente: una, llamada “Los Perolitos” y la otra, “El Tragadero” o Llactana, las aguas calientes de Los Perolitos eran utilizadas por los indios y, muy especialmente, por el Inca Atahualpa, para darse baños totales o parciales en un pozo de forma cuadrangular, hecho de piedra, al que denominaban Inti-Puquiuck; Inti que significa Sol y Puquiuck, pozo; es decir Pozo del Sol, más tarde Pozo del Inca Atahualpa.
Uno de sus principales atractivos del Complejo Turístico, es el Pozo del Inca (remodelado en 1947), el cual mide 4 metros de largo por 4 metros de ancho y 1.70 metros de profundidad; es una de las zonas con mayor afluencia en el lugar. Historiadores cuentan que aquí, el inca Atahualpa cumplía el ritual de recuperar sus fuerzas gracias a las aguas termales, esto para después emprender sus habituales jornadas de conquista.
Posiblemente la atracción del Inca hasta nuestra Cajamarca se concretaba a internarse en su campiña y llegar a los baños que llevan su nombre en un plan de descanso. El pozo en que tomaba baños se conserva hasta hoy: grande, cuadrado, con cuatro gradas en el interior… en su aspecto general, el “pozo de un Emperador”.